Había una vez un hombre con cabeza de insecto y cuerpo de insecto que había perdido la racionalidad. Después de meditar sobre lo que era mejor, si la cebolla o las maracas, decidió hacer un viaje a Guatemala, que era donde estaba el reloj que había perdido.
Al llegar al aeropuerto recordó que se había dejado el gas encendido, así que corrió de nuevo a su casa para apagarlo, pero al llegar contempló que la casa había explotado; por la impresión se cagó encima, así que tuvo que meterse en un baño público a limpiarse la mierda y cambiarse de pantalones, pero como no tenía pantalones de repuesto, le robó una falda a un escocés que pasaba por allí fumando manzanilla.
Una vez se había cambiado salió de nuevo hacia el aeropuerto; ya apunto de subir a su avión de PVC, se dio cuenta de que no tenía la maleta con él, así que salió pitando para el baño público/váter/inodoro/cagaero donde se había cambiado.
Después de correr unos cuantos minutos, llegó exhausto al baño público/váter/inodoro/cagaero y la maleta no estaba.
Decidió ir entonces a su casa para preparar otra maleta, pero claro, su casa había explotado y se comió un mojón como un piano en ese aspecto.
Para no deprimirse, se compró un mp3 con un cheque al portador de 30 euros que había encontrado en la falda del escocés. Como el mp3 era de segunda mano, ya que lo había vendido anteriormente una oruga de mar en el cash converter, solo le costó 10 euros.
Con los otros veinte tuvo para comprarse un disco de Stevie Wonder y para irse a un ciber. En el ciber metió el disco de Stevie Wonder en el mp3.
Escuchó el disco de Wonder entero y luego en el mp3 saltó una canción de Manzanita, sería que la oruga se había dejado sus canciones dentro.
Como Manzanita no le gustaba se puso el disco de Stevie Wonder otra vez, y otra, y otra, y otra, y otra, hasta que se quedó ciego.
Estaba ciego, con una falda, sin dinero, sin casa, sin maleta, sin reloj, y todavía olía a mierda.
Pero en realidad lo que le preocupaba era el reloj que había perdido en Guatemala. Y estar desorientado sin saber la hora que era le comía el sosiego, así que le preguntó a una vaca que pasaba por allí que qué hora era, y que donde estaba.
La vaca le dijo muuuuuuu, porque las vacas no hablan, mugen.
Entonces ya se lo preguntó a un hombre que tenía cabeza de insecto y cuerpo de insecto que había perdido la racionalidad igual que él, ya que estos seres hablan un español perfecto.
El hombre con cabeza de insecto y cuerpo de insecto que había perdido la racionalidad le dijo que eran las 7 y cuarto y que estaba en Guatemala.
El hombre con cabeza de insecto y cuerpo de insecto que había perdido la racionalidad, la casa, los pantalones, la vista, la maleta, el avión… se sorprendió mucho al escuchar eso y del shock le dio un infarto y se murió.
Moraleja: Si eres un hombre con cabeza de insecto y cuerpo de insecto, pierdes el reloj en Guatemala e intentas coger un avión para ir a buscarlo, perderás el avión, explotará tu casa, te cagarás encima, perderás los pantalones, te quedarás ciego y te morirás.
