sábado, 29 de enero de 2011

LA LEYENDA DE PETER MICHAEL SERAFÍN MORENO FOREVER DE DIOS... EL ORIGEN


Estando Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios un día con unos amigos/colegas/compañeros de fatigas/almas gemelas/compatriotas ebrios/catedráticos de la embriaguez tomando unas cervezas/jarras/pintas/zumitos de cebada/lúpulo grandioso/agua bendita/oro líquido/bálsamo dorado refrescante en un bar/tasca/taberna/club de aficionados al bebercio y el comercio/meeting point, se dio cuenta de que todos sus amigos/colegas/compañeros de fatigas/almas gemelas/compatriotas ebrios/catedráticos de la embriaguez de repente se retorcieron del dolor, acusando de ello a sentir un fuerte crujido en sitios aleatorios de su cuerpo, todos menos Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios, cosa que a éste le extrañó bastante.

Pasaron los días, en concreto, 5, y Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios se encontraba en esta ocasión en en salón de su casa, con su mujer/esposa/cónyuge/consorte/pareja/costilla visualizando un documental sobre armadillos que follaban levantando una pata por encima del hombro, cuando pudo comprobar que su mujer caía al suelo y empezaba a gritar como alma que lleva el diablo. Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios empezó a asustarse y fue a la salita de su casa, donde se encontraba el teléfono fijo, vamos, fijo que el teléfono estaba allí, yendo con la intención de llamar a un médico; pero cuando llegó a la salita, su mujer le gritó desde el salón que ya no era necesario, que el dolor se le había pasado repentinamente.

Nuestro protagonista, su marido/esposo/cónyugo/consorto/parejo/costillo se sorprendió de tal cambio tan radical y rápido, pero a la vez se tranquilizó ya que su media naranja estaba bien. Sin embargo, al volver Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios al salón, su mujer/esposa/cónyuge/consorte/pareja/costilla volvió a caer al suelo fulminada y otra vez retorciéndose de dolor y repitiendo una y otra vez ¡CAGO EN LA PUTA HOSTIA QUÉ PEDAZO DE CRUJIDO QUE ME HA ENTRADO QUE ME ESTÁ HACIENDO MIERDA LAS EXTREMIDADES, TANTO INFERIORES COMO SUPERIORES, AMÉN DE NO SENTIR LAS ARTICULACIONES YA DEL DOLOR QUE TENGO, COPÓN QUÉ COSA MÁS INSOPORTABLE NO LO AGUANTO PETER MICHAEL SERAFÍN MORENO FOREVER DE DIOS, LLAMA A UN MÉDICO POR TU MADRE QUE ME VOY A MORIR DEL DOLOR AQUÍ Y NO TE QUEDES MIRANDO COMO UN GILIPOLLAS!

Pero, al retirarse el atormentado portagonista de nuevo a la salita para llamar por teléfono sintió la voz de su mujer desde el salón diciendo: ¡AH NO, YA PASÓ!

Era pequeña la paranoia que tenía ya Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios en la cabeza, así que decidió irse casi sin despedirse al bar de un colega que había cerca de su casa.

Al llegar al bar, vio como todo el mundo se lanzaba al suelo con cara de dolor extremo diciendo en un tono un poco pasado de decibelios: ¡AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY AY! ¡ESTO ES PEOR QUE LA LEY ANTITABACO! ¡QUE ECHEN A ESE A LA PUTA CALLE!

Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios, que no era tonto y sabía coger indirectas, salió cabizbajo del bar y se fue a la orilla de un río, pues quería estar sólo, ya que no lograba comprender qué pasaba, por qué la gente se retorcía de dolor en su presencia.

Pasó la noche mirando su reflejo y no veía nada raro, de hecho se veía más guapo de lo normal; y ya amaneciendo, miró fijamente a su reflejo con la mirada perdida, pero no mucho porque si no, no podría mirar a su reflejo, y le preguntó desesperado : ¿Por qué la gente al verme siente un crujido y se retuerce de dolor?

Su reflejo, con media sonrisa y mirándolo de reojo le contestó: No te preocupes Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios, lo único que pasa es que eres un crack.

Y esta es la leyenda de Peter Michael Serafín Moreno Forever de Dios, el primer hombre que fue un crack.

viernes, 28 de enero de 2011

El hombre que en la vida se había muerto ...


Andaba estudiando cuando, sin reparo, pensé en la prosa poética como una escusa más para olvidar lo estudiado. Y así, pensé en improvisar cualquier historieta que por un momento me permitiera no seguir siendo del estudio una marioneta.

Palabras que se escupen sin orden ni sentido, solamente útiles para no estar aburrido; así, sin más dilación, dispóngome a contar algo que no puedo saber todavía, si será una bonita elegía o un pedazo de mojón.

Hubo una vez un hombre, que un sábado cualquiera, sin si quiera saber la hora que era, despertó aturdido, trastornado perdido y acojonado, preguntándose por qué se sentía tan ligero si la noche anterior se había comido un cordero entero. Anduvo buscando explicación, corriendo de un lado para otro como un loco, pero todas las hipótesis le sabían a poco; hasta que en bueno momento, pudo dar con el kit de la cuestión, y no con poca desazón, dióse cuenta que en realidad no estaba despierto, y que la ligereza de su cuerpo se debía a que en realidad lo que estaba era muerto. O_o


Corrió apresurado a su médico, y aunque su aspecto era poco estético, salió a la calle en pelotas, si bien lo único que vestía eran unas elegantes botas. Llegó a la consulta y al comentarle el problema que tenía a su médico de cabezera, éste no salió de su asombro, pues antes de que se diera cuenta, el doctor tenía un cordero masticado encima del su hombro.

Durante horas y horas, muerto, cordero y doctor debatieron sobre la muerte y sobre si esta causa dolor; sin llegar a ninguna conclusión, decidieron matar al cordero y cocinarlo encima de un antiguo fogón, que el doctor tenía en su armario, porque en su gremio se decía que alejaba el marfario.

Pusiéronse moraos de comer cordero pero entonces algo pasó, el espíritu del cordero regresó, y con las mismas a muerto y a doctor se los comió, porque al haber visitado la otra vida, el cordero gigante y un cacho de depredador se volvió.

El médico murió y el muerto murió más, pero juntos pasearon y se bebieron una botella de champán; bonita cogorza la que cogieron, que al cabo de dos horas ya iban arrastrándose por los suelos.

A la mañana siguiente, nada recordaban de la noche anterior, ni el doctor que muerto estaba, ni el muerto que estaba muerto por dos.

Así que cuando el muerto se levantó, ese domingo cualquiera, sin si quiera saber la hora que era, despertó aturdido, trastornado perdido y acojonado, preguntándose por qué se sentía tan ligero si la noche anterior se había comido un cordero entero. Anduvo buscando explicación, corriendo de un lado para otro como un loco, pero todas las hipótesis le sabían a poco; hasta que en bueno momento, pudo dar con el kit de la cuestión, y no con poca desazón, dióse cuenta que en realidad no estaba despierto, y que la ligereza de su cuerpo se debía a que en realidad lo que estaba era muerto. O_o


Corrió apresurado a su médico, y aunque su aspecto era poco estético, salió a la calle en pelotas, si bien lo único que vestía eran unas elegantes botas. Llegó a la consulta y al comentarle el problema que tenía a su médico de cabezera, éste no salió de su asombro, pues antes de que se diera cuenta, el doctor tenía un cordero masticado encima del su hombro.

Durante horas y horas, muerto, cordero y doctor debatieron sobre la muerte y sobre si esta causa dolor; sin llegar a ninguna conclusión, decidieron matar al cordero y cocinarlo encima de un antiguo fogón, que el doctor tenía en su armario, porque en su gremio se decía que alejaba el marfario.

Pusiéronse moraos de comer cordero pero entonces algo pasó, el espíritu del cordero regresó, y con las mismas a muerto y a doctor se los comió, porque al haber visitado la otra vida, el cordero gigante y un cacho de depredador se volvió.

El médico murió y el muerto murió más, pero juntos pasearon y se bebieron una botella de champán; bonita cogorza la que cogieron, que al cabo de dos horas ya iban arrastrándose por los suelos.

A la mañana siguiente, nada recordaban de la noche anterior, ni el doctor que muerto estaba, ni el muerto que estaba muerto por dos.


Así que cuando el muerto se levantó, ese lunes cualquiera, sin si quiera saber la hora que era, despertó aturdido, trastornado perdido y acojonado, preguntándose por qué se sentía tan ligero si la noche anterior se había comido un cordero entero. Anduvo buscando explicación, corriendo de un lado para otro como un loco, pero todas las hipótesis le sabían a poco; hasta que en bueno momento, pudo dar con el kit de la cuestión, y no con poca desazón, dióse cuenta que en realidad no estaba despierto, y que la ligereza de su cuerpo se debía a que en realidad lo que estaba era muerto. O_o


Corrió apresurado a su médico, y aunque su aspecto era poco estético, salió a la calle en pelotas, si bien lo único que vestía eran unas elegantes botas. Llegó a la consulta y al comentarle el problema que tenía a su médico de cabezera, éste no salió de su asombro, pues antes de que se diera cuenta, el doctor tenía un cordero masticado encima del su hombro.

Durante horas y horas, muerto, cordero y doctor debatieron sobre la muerte y sobre si esta causa dolor; sin llegar a ninguna conclusión, decidieron matar al cordero y cocinarlo encima de un antiguo fogón, que el doctor tenía en su armario, porque en su gremio se decía que alejaba el marfario.

Pusiéronse moraos de comer cordero pero entonces algo pasó, el espíritu del cordero regresó, y con las mismas a muerto y a doctor se los comió, porque al haber visitado la otra vida, el cordero gigante y un cacho de depredador se volvió.

El médico murió y el muerto murió más, pero juntos pasearon y se bebieron una botella de champán; bonita cogorza la que cogieron, que al cabo de dos horas ya iban arrastrándose por los suelos.

A la mañana siguiente, nada recordaban de la noche anterior, ni el doctor que muerto estaba, ni el muerto que estaba muerto por dos.


Así que cuando el muerto se levantó, ese martes cualquiera, sin si quiera saber la hora que era, despertó aturdido, trastornado perdido y acojonado, preguntándose por qué se sentía tan ligero si la noche anterior se había comido un cordero entero. Anduvo buscando explicación, corriendo de un lado para otro como un loco, pero todas las hipótesis le sabían a poco; hasta que en bueno momento, pudo dar con el kit de la cuestión, y no con poca desazón, dióse cuenta que en realidad no estaba despierto, y que la ligereza de su cuerpo se debía a que en realidad lo que estaba era muerto. O_o


Corrió apresurado a su médico, y aunque su aspecto era poco estético, salió a la calle en pelotas, si bien lo único que vestía eran unas elegantes botas. Llegó a la consulta y al comentarle el problema que tenía a su médico de cabezera, éste no salió de su asombro, pues antes de que se diera cuenta, el doctor tenía un cordero masticado encima del su hombro.

Durante horas y horas, muerto, cordero y doctor debatieron sobre la muerte y sobre si esta causa dolor; sin llegar a ninguna conclusión, decidieron matar al cordero y cocinarlo encima de un antiguo fogón, que el doctor tenía en su armario, porque en su gremio se decía que alejaba el marfario.

Pusiéronse moraos de comer cordero pero entonces algo pasó, el espíritu del cordero regresó, y con las mismas a muerto y a doctor se los comió, porque al haber visitado la otra vida, el cordero gigante y un cacho de depredador se volvió.

El médico murió y el muerto murió más, pero juntos pasearon y se bebieron una botella de champán; bonita cogorza la que cogieron, que al cabo de dos horas ya iban arrastrándose por los suelos.

A la mañana siguiente, nada recordaban de la noche anterior, ni el doctor que muerto estaba, ni el muerto que estaba muerto por dos.


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miércoles, 19 de enero de 2011

EVOLUCIÓN MUTADA


Está claro que las personas, la mayoría de las veces, no somos conscientes de nuestra libertad. Quizá puede que nos demos cuenta cuando el enemigo público de la libertad, el condicionamiento o la dependencia, ataca ferozmente, tal y como un guepardo ataca a una gacela, mermando por completo las ansias de ésta por salir viva de la disputa, o más bien, de la depredación.

En realidad, todos quisiéramos ser guepardos, o en su defecto, nos conformaríamos con ser la brisa cálida que contempla la masacre, permaneciendo incólumes y totalmente indiferentes al acto.

La realidad contemporánea es bien distinta, pues en las condiciones en las que nos encontramos, cualquier día nos levantaremos, nos miraremos al espejo, y tendremos una flamante cara de gacela.

En efecto, somos pequeños seres, con cuerpos débiles, que debemos dar gracias continuamente por la vida que nos ha sido regalada, que debemos rendir culto a aquellos que nos proporcionan alimento, y debemos buscar la causa de nuestra razón de ser en seres superiores, con cuerpos fuertes y capaces de manejar los hilos de tus acciones, airando una potestad que ha sido "duramente" conseguida genéticamente.

Cuando a algunas personas nos hablan de la reencarnación, vemos la idea como algo totalmente absurdo y que se sale fuera de nuestro alcance, racional para algunos, y dogmático para otros; sin embargo, si seres como la gacela tuvieran uso de razón y pudiéramos hablarles de la reencarnación tomada como mutación del cuerpo y conservación del alma, sin lugar a dudas, se afiliarían a esa idea sin pensarlo dos veces.

Más allá de las creencias religiosas, la evolución no nos la puede negar nadie, y si a gran escala, hemos evolucionado de primates a seres civilizados, con un lenguaje propio y con la capacidad de hacer distinciones absurdamente jerárquicas entre nosotros, yo personalmente tengo la firme convicción de que a pequeña escala podemos evolucionar, y mucho, y no solo a nivel físico o mental; también tengo la absoluta certeza de que podemos mutar radicalmente, y tornarlo todo de tal manera que cambiemos los roles establecidos por jerarquía genética.

Pasará el tiempo, los guepardos nos devorarán mil y una veces, comeremos mierda después de revolcarnos en ella, seremos el último despojo de una vieja, aunque sólida cadena, pero...

Llegará el día en que las gacelas se vuelvan guepardos y los guepardos se vuelvan brisa cálida, incólume e indiferente a todo.

Lo que hagamos con las gacelas que nos encontremos, será un paso más en esta absurda evolución mutada.